Hay un mito que se bate a duelo con el presente.
No quiere dejar de existir, y de ella ya mencionábamos algo en el post anterior. Las
mujeres han sido fuente de gran inspiración para un grupo selecto dedicado la
canción romántica.
Nunca mejor utilizado la imagen de “fuente”
pues, la mujer es receptiva, pasiva, está siempre dispuesta a recibir. En su
pasividad, es la figura del amante galante quien debe “penetrar” en esa mujer
incapaz de la acción, sí de la espera eterna. Ese es al menos el mito que busca
persistir, y cabe aclarar, que en la actualidad funciona sin distinción de
sexo, género u orientación sexual.
No es la intención hacer aquí una clase
completa sobre qué es el romanticismo, pero sí destacar algunas características
sobre qué conlleva esta denominación históricamente, haciendo hincapié
principalmente en las variables que continúan en creaciones contemporáneas.
Dentro de las infinitas posibilidades de
creación del arte, la variable romántica se centró en el YO del autor, el
egocentrismo de la obra romántica radica en que todo lo que sucede y se crea
esta teñido de su propia subjetividad, pero de una subjetividad asumida y
enfocada en él/ella.
Su tema son los sentimientos, y en ese marco
hay un sentimiento en particular que predominará y definirá todo un modo social
y cultural vivir: EL AMOR ROMÁNTICO. Algo así como una relación de amor entre
un hombre y una mujer, basada en la moral, la fidelidad, la exclusividad, un
contrato social y legal a largo plazo. Un “ideal” (el romántico crea, busca y
refuerza ideales-mitos de vida) que continúa reproduciéndose hasta hoy.
Podríamos tener un reconocido exponente en esos
famosos versos del poema XXI de Gustavo Adolfo Bécquer:
en mi pupila tu pupila azul.
¡Qué es poesía!, ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía... eres tú”.
La mujer es poesía, es inspiración, ¿es obra,
entonces? Es objeto de las más hermosas creaciones, ¿y sujeta? Bien gracias. No
hay motivo para que ella, la mujer que pregunta en esos versos, sepa más. Ella
debe estar preparada para “recibir” tanta belleza, pero no tanto para crearla o
darla.
Estas son algunas de las cosas que debe
abandonar en pos de “ese amor”, para ser ese objeto prometedor de tanta
satisfacción que ofrece el AMOR ROMÁNTICO. La incondicionalidad que lleva ese
despojo, en casos extremos puede incluso “justificar” actos de violencia de
género –“él me quiere a pesar de todo lo el daño que me hace”.
Pero volviendo al tema de este post, en el caso
de la canción romántica lo que hace es reforzar esta figura a través de
letristas y cantantes nacidos –en la música- especialmente para ello. Y así
tenemos un ejemplo no muy difícil, con la balada escrita en el 1989 por Juan
Carlos Calderón y popularizada por Luis Miguel, La Incondicional. Veamos un
fragmento del tema musical:
"La incondicional" del videoclip, sufre, espera y le es fiel a aquél que la abandonó |
“Tú, la misma siempre tú
amistad, ternura qué sé yo
tú, mi sombra has sido tú
la historia de un amor
que no fue nada
la que no espera nada
tú, la misma de ayer
la que no supe amar
no sé por qué
Tú, intensamente tú
soledad, cariño yo qué sé
tú, mis horas bajas tú
un cuerpo de mujer
un par de rosas blancas”
Ensimismado en ese Yo egocéntrico
(¿androcéntrico? ¿heteronormativo?) que sólo puede sentir y pensar en él y verse proyectado a veces en su amada; qué lugar le cabe a la mujer. Convertida casi
en maniquí, en recipiente de deseos y cortejos, un poco virgen abnegada, bruja
maldita o, simplemente, carne, ese TÚ al que dicen cantarle, no está del todo
presente. Unidireccional, vista si no verticalmente -desde arriba- al menos desde una miradaa “en picada”. Más que un TÚ parecen cantarle a una ELLA, una tercera siempre ficcional, más
que real, es ideal, mítica.
Pero tampoco, por supuesto, debe estar exenta
de cierto adiestramiento moral adosado de dulces voces y caballerosas promesas,
hasta algún realce de la “dignidad” que representa no pensar en sí misma, o
como dice Maná en un reciente tema, el VERDADERO Amor Perdona, imperdible tema
para este análisis:
"Tienes todos los espacios
inundados de tu ausencia
inundados de silencio
no hay palabras, no hay perdon
tu me tienes olvidado
no respondes al llamado
no eches tierra a la palabra
me condenas a la nada
no me entierres sin perdon
Una fuerte captura del videoclip de Maná, estereotipo de la madre abnegada, que se sacrifica por el hijo y también por el amante |
Mira corazón que es el engaño
se revierte y hace daño
se revienta en el aire
como pompas de jabon.
Como pude haberte yo herido
engañarte y ofendido
alma gemela no te olvido
aunque me arranque el corazón
Haaay!!! el rencor que nos envenena
nos hace daño
aunque no regreses corazón
has de perdonarme”.
Si la sutileza no funciona, una leve
exhortación ha de finalizar el mensaje. Sin embargo, como ya se mencionó, este
metamensaje deslizado en la canción romántica no termina en los músicos
varones. Y así tenemos a Thalía, que aunque “Equivocada” y desilusionada, no
parece cuestionarse el lugar que le toca en la canción:
“Me perdí
“Me perdí
Apenas te vi
Siempre me hiciste como quisiste
Porque siempre estuve equivocada
Y no lo quise ver
Porque yo por ti la vida daba
Porque todo lo que empieza acaba
Porque nunca tuve más razones
para estar sin él
Porque cuesta tomar decisiones
Porque se va a doler
Si, así me sentía
No sé por qué seguía
Apostándole mi vida a él"
Lo hasta aquí planteado, más para el debate y
el pensamiento individual y colectivo, es simplemente una apertura a visibilizar cierta rama
de la música. Está claro que existen cantidades de opciones y puntos de fuga a
lo aquí nombrado, la música aún sólo la que habla de amor no se agota ni
remotamente en estos ejemplos.
Pero me gustaría hacer una cronología, escueta
y muy subjetiva de un grupo que a mi entender ha generado un principal movimiento
de resistencia en la canción y el mundo de las/los intérpretes, Las Mujeres que
cantan a/para Mujeres. ¿En qué sentido? Transgrediendo ese lugar de objeto, ocupando el de sujetas creadoras que es, en definitiva, uno de los modos más puros de libertad humana.
Sin ninguna intención de ser definitiva, son
algunos ejemplos de mujeres que trascendieron su género, representando algo
más, tomando voz de su propio mensaje e incluso conquistando estilos y
canciones clásicas y folclóricas, antes exclusivas de hombres.
Aquí un breve recorrido interactivo:
Y a modo de cierre abierto, y de propuesta extrema,
invitamos a abrir los oídos a visiones del amor, por así decirlo, más “sinceras” para agregar a su reproductor de música…