martes, 15 de abril de 2014

El cáncer: replantear los mitos, escribiendo desde los bordes de la misma enfermedad

Dedicado a mi mamá Elena en el mes de su cumpleaños. 
Causa de muerte: cáncer. Causa de vida: Amor

En este texto trataré de volcar esa conexión casual y causal que hice al encontrarme con dos libros muy distantes espacial y temporalmente, pero unidos por un referente “endemoniado e imprevisto”: El Cáncer.


Hablo del ensayo de de Susan Sontag, La enfermedad y sus metáforas publicado en 1978 por un lado. Y por el otro, quizás como la cara “puesta en práctica” de la moneda, el libro Yo y el cáncer (el burro por delante) de Sonia Valussi publicado en el 2014.

La primera escribiendo en el borde de la teoría y la semiótica, quebrando los mitos del lenguaje desde una reflexión teórica crítica y también desde la propia experiencia. Viviendo y publicando desde distintas ciudades del Estados Unidos.

La segunda, poniendo el mismo cuerpo en cada línea, cosiendo fragmentos de diálogos y búsqueda personal en su libro. Experiencia hecha libro, de la enfermedad pero sobre todo, de la vida. Valussi nació en Resistencia y publica desde su actual Barranqueras, Chaco; en Argentina.

Ambas diagnosticadas de cáncer encontraron, o quizás se vieron (sin saber cómo) movilizadas por una búsqueda a través de la escritura.

La enfermedad, el tan temible e innombrado cáncer, puesto frente a nuestros ojos lectores, expuesto pues sin vergüenzas. Desnudo y extraño, a veces mutilado física y emocionalmente como el cuerpo que lo alberga.

Presentación del libro de Valussi en Resistencia, Chaco.
Parte de la muestra de fotos de fondo
Mientras Sontag pretende con su ensayo despojar de esos mitos discursivos –en el sentido propuesto por Roland Barthes- con una genealogía de la enfermedad y sus valoraciones sociales, culturales y estéticas a través de sus metáforas; Sonia Valussi se desprende de toda voz académica y teórica.

Valussi pone en práctica eso que Sontag argumenta como modo de abandonar las violentas metáforas de guerra en la medicina oncológica: “la que más me gustaría ver archivada es la metáfora militar. Su inversa, el modelo médico del patrimonio público, es probablemente más peligrosa, porque no sólo justifica persuasivamente el poder autoritario, sino que sugiere implícitamente la necesidad de la represión y la violencia del Estado (el equivalente de la extirpación quirúrgica o el control químico de aquellas partes ofensivas o ‘malsanas’ del cuerpo político”.

Continúa describiendo Sontag: “El efecto de la imaginería militar en la manera de pensar enfermedades y la salud lejos está de ser inocuo. Moviliza y describe mucho más de la cuenta, y contribuye activamente a excomulgar y estigmatizar a los enfermos”[1].

Valussi, sí, (por supuesto) utiliza en su relato, esta especie de camino-búsqueda hacia su propio Yo Interior, las metáforas de guerra, y no se impide describir el inicio conocido de su enfermedad como un “enfrentamiento”, su “soledad de gladiador” y que “la enfermedad jamás vence”[2].  Siente el estigma, aprende a sonreír de las miradas aterrorizadas de los demás ante su cabeza rapada pero, por sobre todo, se moviliza.
  
En el transcurso de esas 104 páginas, evoluciona, reflexiona, investiga y, más que nada, siente.

El cáncer, enfermedad de moda que pronto caerá en desuso (Sontag) como metáfora del Mal Sin Retorno; esa parte que nos acompaña pero que no nos define como personas (Valussi), ambas escritoras en una distancia lejana de espacio-tiempo tejen un relato distinto entre los bordes, y varios puntos se entrecruzan, en esa telaraña que es la vida y el texto. El cáncer pasa a ser tan sólo lo que es: una enfermedad.

Valussi acompañada de su amiga, la fotógrafa Dantesano
 y la profesora Andrea Schaffer en Presidencia Roque
Sáenz Peña, Chaco
Ya no maldición, carta de defunción, muerte en vida, castigo, consecuencia de. No más víctimas, padecientes de ese enemigo interno que usurpa su cuerpo, pues dice Sontag: “las víctimas sugieren inocencia. Y la inocencia, por la inexorable lógica subyacente a todo término que expresa una relación, sugiere culpa” (Pag. 113). Y agrega Valussi en su criollo chaqueño: “culpar o culparnos solo interfiere en nuestra curación”.

No completamente por casualidad di a parar con estos dos títulos en tan sólo un mes. Desmitificar, según la ensayista estadounidense; desdramatizar para la ama de casa inquieta de Barranqueras. Ambas cosas también eran necesarias en mi camino.

Nota anécdota: un cierre perfecto hace Sonia de su libro transcribiendo un diálogo cuasi filosófico con una amiga... una amiga que casualmente se llama “Elena”. (Recordatorio de que no importa de cómo lo digamos, lo que digamos nos atraviesa de pies a cabeza, en todos los planos que puedas contar).

Una mirada que no nos “enfrenta a la enfermedad”, nos pone frente a una mirada distinta sobre nosotros mismos y la muerte, no un diagnóstico acabado, sino un transcurrir indefinido dónde una parada puede ser la muerte, dónde no se juzga nuestra parálisis provocada por el miedo a lo desconocido, a lo que desaparece de la vida conocida; aunque también nos muestra que ese final que parece terminar en un abismo, en la nada existencial, es sólo eso, una más de las paradas posibles.

Sonia Marcela Valussi, continúa viajando junto a su libro por la región NEA, junto a una muestra fotográfica relacionada a cargo de la fotógrafa Cristina Dantesano (que merecería toda una mención aparte). Persona agradable, radiante de luz y de sonrisa cómplice, brillante persona grata de escuchar, empática y honesta; como ella dice que no pretende y le fastidia pensar que puede dar cátedra, solo busca hacer aquello que la llene espiritualmente (en el sentido amplio del término). Aplausos para ella. Para más información sólo tiene que buscarla en la red social Facebook o sino, pues ella los encontrará.   

  






[1] SONTAG, Susan. La enfermedad y sus metáforas. El sida y sus metáforas. Debolsillo. Argentina, 2012. Pag. 205. De aquí en más las citas utilizadas de esta autora provendrán del mismo título
[2] VALUSSI, Sonia. Yo y el cáncer (el burro por delante).  Sofia Ediciones. Buenos Aires, 2014. De aquí en más las citas utilizadas de esta autora provendrán del mismo título