viernes, 29 de noviembre de 2013

3ra edición en papel

Hola hola, aquí, la 3ra edición la la Nueva FARC en papel, de este modo se puede apreciar mucho mejor la foto de tapa, A DISFRUTAR!



martes, 19 de noviembre de 2013

Cruje el cascarón de los géneros musicales. Una cantautora de gira por el Litoral

Me fui a Barcelona para olvidar un amor”, empieza, relajada, tranquila, como quien sabe que no está diciendo nada del otro mundo en una chala entre amigas. La entrevista se da en la parte trasera del pub correntino Picasso, por calle Buenos Aires. El lugar se está ambientando para la noche, se comparten cigarrillos y tragos esperando el recital que está por comenzar.

FLOR VILLAGRA EN PICASSO PUB
La cronista consulta a Flor Villagra ya que hace tiempo no había noticias sobre su música y su carrera, y ahora reaparece en su gira para debutar con nuevo disco: Cruje, Cascarón.

Haciendo una línea de tiempo –mediática- de su carrera musical, esta joven compositora cordobesa se inicia en bares, en bandas de pop – rock en su ciudad natal, hasta que un momento allá por 2004-2005 se le presenta la oportunidad única de quedar en el reality show musical Telefe, Operación Triunfo.  Quedó cuarta en la final, pero tuvo la oportunidad de extender su música a otro tipo de público.

Para aquellas personas de nuestra generación, nacidas en los 90`y cruzando una adolescencia difícil –en lo que respecta a la aparición de nuevos artistas- en esos momentos, Flor era una representante más de que por más masivo y plástico que pudiera ser un producto televisivo, siempre había una hendidura por donde soplaría aire fresco.

Instrucciones para Usurparte, Música para un Secreto, 90-60-90 y Cultura Push Up eran canciones que vaticinaban el nacimiento –o renacimiento- de una artista con buen sonido y también con algo para decir.

Flor parece entender perfectamente que la popularidad masiva y el arte son caminos paralelos  que a veces y por momentos pueden cruzarse. Sin embargo, ella supo y sabe por cuáles de los caminos continuar su viaje.

“La música también crea fantasías, y se necesita de mucho esfuerzo. (La música y el éxito) son caminos distintos. Si te quedas esperando el éxito, no avanzas”, explica.   

Cuenta que perdió el contacto con muchos de sus compañeros de Operación Triunfo. “Fue una experiencia intensa y efímera”, dice. Pero ella duda que toda esa industria que iba con esa experiencia se relacione intrínsecamente con el arte.

Se trata más de proyectar lo que tenés adentro con el público, con lo que haces”, comenta. En ella vuelan historias, pensamientos, reflexiones, “algo se me queda pegado, y luego se transforma”, describe.

Flor Villagra visitó la región, y por lo tanto este blog, en un momento dónde pensaba iniciar el siguiente debate: en el mundo del "cantautor" y sobre todo, del letrista, ¿qué lugar ocupa la mujer?

Sólo la Argentina cuenta con innumerables cantautores y letristas que han hecho de sus canciones verdaderos tributos a la Canción, metáforas inolvidables, imágenes que forman parte del imaginario colectivo. Sin hacer listas, pensemos unos segundos… ¿qué artista recordaste al instante? ¿Qué canción?

Hay una tendencia, aunque nada es siempre ni para siempre, de ver a la mujer como figura-objeto, como la "receptora de": esos versos, esa canción, el mismo artista, sobre todo en la canción romántica o melódica. Ya en una nota posterior, dedicada especialmente a este tema trataremos las miradas hegemónicas (masculina-heterosexual) que entran en juego en las canciones románticas populares y de casos particulares como las mujeres que cantan para mujeres como Adriana Varela, Lila Down o Concha Buika.

Pero Flor, viene a hacer con sus canciones algo no menos destacable. ¿No es acaso posible que una mujer tenga algo para decir sobre el  amor, la vida, sobre sí misma, y que esos mensajes sean de su propia creación? 

Flor hace un largo viaje a Barcelona, recorre las calles y los bares de Europa, y en ningún momento deja de escribir. Vuelve a la Argentina recargada, su música evoluciona. De canción melódica con brotes de sencillo punk-rock, a un rock melódico y experimental difícil de definir. O que quizás no sea necesario definir, y se destaca el verso como indiscutible en su expresión. La voz en pura potencia hace de punto final a letras que no desperdician poesía.


“Tenía que evolucionar, exploré, o sino te quedas estancada”, afirma, muy segura. Pero dice que no sabe si su música se puede encasillar en algún género. “Supongo que dentro del Pop-Rock, que es muy amplio, es difícil saber dónde termina y comienza otro. Quiero creer que lo que hago es arte, mi arte”, reflexiona.  

El recorrido de Cruje, Cascarón comienza con “Me gusta verlo así”, un punch de bienvenida, sonido bien para arriba, unos bajos que te hacen, al menos, mover la cabeza al escuchar y una letra dónde justamente se empieza a “crujir el cascarón”, a nacer un torrente de mensajes entretejidos.

Ya el segundo tema se presenta, para el gusto de la cronista, como uno de los destacados del álbum: “Una sola bandera”.  Y una sola sugerencia, escuchar hasta comprender cada palabra de esa letra. La música acompaña, con cambios rítmicos bien atractivos.

Mapa en la mano”, es una búsqueda hacia ese otro, que puede ser uno, pueden ser muchos, pero ella hace presente, le canta, lo dibuja en sonidos, “amanece en sus ojos”.

Atención soñadorxs y locxs lindxs, un idilio exquisito empieza a sonar en el tema 4  con “El sueño más raro”. En mi opinión, un tema especial para andar en bici al atardecer.

Yo le besé en los pies, yo me quebré en su voz, yo lo obligué a esperar, yo le saqué el calor, y andando, a ciegas, se enredan, las dudas, golpea paredes en mis pasadizos,/que vuelva a tus brazos y pueda dormirse mientras te canto, que vuelva a sembrarte sonrisas, y al fin dejar de ser llanto, devuelvo este amor que muere, yo lo dejé secar, yo lo dejé morir, yo le tapaba el sol”, dice en el tema 5, llamado justamente: “Yo le tapaba el Sol”. Una canción que describe una situación, un sentimiento de desamor con calidez, resignación y dulzura. Empatía absoluta, una puede ubicarse en ese lugar al escuchar. Un tema para dedicar.

Llega la mitad del disco y “Acá y ahora” le da protagonismo a las percusiones y la guitarra bien rockeras. Un relax continúa con “Domingo a las doce”, canción que te transporta exactamente a ese momento de la semana.  Y una letra para la reflexión: “Gracias Señor, por el pan y el trabajo, la empresa, el negocio y los frutos que trajo, por la secretarias de cuerpos perfectos, que al precio que sea conservan su puesto y que no dejarán de sonreír para mí”. Un  guiño al tema de género y un sutil sacudón a ese soporífero status quo social.  Otra de las mejores de este álbum.

La calidad musical y poética sigue en la cresta de esta obra con “Serpentinas y frambuesas”. “quiero un abridor para cabezas, quiero un cable a tierra sana, quiero serpentinas y frambuesas, quiero verte a vos mañana”, recita esta gran letra, también imperdible.

Una sombra”, retoma la potencia de sonido, una canción para volver a empezar y lavar heridas. Sigue “Por ahí, en el suelo”, sensual, un poco desaliñado, también para dedicar.

Cerca de la boca”, es provocativo con un sonido muy rockero y para arriba, algún bandoneón, mucho amor y mucho sol, sugestivo. Un gran cierre para este disco.

Flor Villagra estuvo a mediados de octubre en Picasso Pub en un íntimo e interactivo en la ciudad de Corrientes, y por supuesto se cruzó el charco y tocó dos noches en el bar Nanas Suena Bien, de Resistencia, Chaco. Para finales del mes volvía a su ciudad natal Córdoba para seguir con su gira junto al Teatro Negro de Praga, ambas producidas por la misma compañía.  Hasta allí, la amplitud artística de esta cantautora a tener en cuenta.




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